Reconocer a tiempo los síntomas de un infarto puede marcar la diferencia entre actuar con calma y poner en riesgo la salud. Muchas veces se piensa que un infarto siempre viene acompañado de un dolor intenso en el pecho, pero la realidad es que puede manifestarse de formas distintas según la persona, el sexo, la edad o incluso la presencia de otras enfermedades como la diabetes.

En el Hospital Pablo Tobón Uribe sabemos que cada minuto cuenta. Nuestro compromiso es brindar información clara y confiable para que las personas puedan identificar señales de alarma, actuar con serenidad y buscar atención oportuna. Comprender cuáles son los signos más comunes, cuáles pueden pasar desapercibidos y qué pasos tomar si se presentan, permite estar mejor preparados y, sobre todo, promover una cultura de prevención y cuidado del corazón.

¿Indigestión o algo más? Así se manifiestan los síntomas de un infarto

Imagínate esta escena: estás en tu casa viendo televisión y de repente sientes una presión extraña en el pecho. No es un dolor fuerte, más bien un malestar raro, como si hubieras comido demasiado rápido. La mayoría pensaría: “seguro es indigestión”. Pero en algunos casos, esa sensación puede ser el corazón pidiendo ayuda.

Hablar de los síntomas de un infarto no significa asustarse con cada molestia, sino aprender a distinguir lo que es normal de lo que podría ser una señal de alarma. Un infarto ocurre cuando una arteria que lleva sangre al corazón se bloquea, y el músculo cardíaco empieza a sufrir por falta de oxígeno. 

Síntomas de un infarto: los más comunes y fáciles de reconocer

Los síntomas de un infarto muchas veces empiezan de forma leve, incluso confundiéndose con situaciones cotidianas. Aquí algunos ejemplos de cómo pueden sentirse en la vida real:

Dolor o presión en el pecho: a veces se siente como si tuvieras una piedra encima del pecho, una opresión que no se va. Imagina estar subiendo unas escaleras y, de repente, sientes que algo te aprieta desde dentro.

Dificultad para respirar: hay personas que, aun estando en reposo, sienten que no les entra suficiente aire. Es como si acabaran de correr una maratón, aunque solo estén sentados en el sofá.

Dolor que se irradia al brazo, cuello o mandíbula: el malestar puede “viajar” hacia el brazo izquierdo, la espalda, el cuello o incluso la mandíbula. Algunas personas lo describen como un hormigueo que parecía inofensivo.

Sudor frío, mareo o náusea: imagínate estar en una reunión de trabajo y, de repente, empezar a sudar frío sin haber hecho ningún esfuerzo. 

Latidos irregulares o palpitaciones: si notas que tu corazón late demasiado rápido, demasiado lento o de manera irregular, puede tratarse de un síntoma de alarma. 

Hinchazón en piernas y pies: la retención de líquidos en extremidades inferiores puede estar relacionada con el funcionamiento del corazón. Aunque parezca un problema menor, si se presenta de forma persistente junto con otros síntomas, es una señal que no debe pasarse por alto.

Infarto silencioso: los síntomas que suelen pasar desapercibidos

Lo más sorprendente de un infarto es que, en muchos casos, no se presenta como lo imaginamos. Algunas personas atraviesan lo que se conoce como infarto silencioso: el corazón está sufriendo, pero los avisos son tan sutiles que fácilmente se confunden con situaciones cotidianas.

Uno de ellos es la fatiga persistente, ese cansancio que no mejora con el descanso y que se siente incluso al realizar tareas sencillas. También está la sensación de indigestión, que muchas veces se percibe como acidez o ardor en el estómago.

En otros casos, aparece un malestar sin dolor en el pecho, que se manifiesta más bien como incomodidad en la espalda, los hombros o el cuello, lo que hace que pase desapercibido. 

Estas señales suelen presentarse con mayor frecuencia en mujeres y personas con diabetes, quienes tienden a experimentar síntomas más atípicos como mareo, náusea o cansancio inusual, retrasando así la búsqueda de ayuda médica.

Qué hacer ante los síntomas de un infarto sin perder la calma

Saber qué hacer es tan importante como reconocer los síntomas, uno de los mayores riesgos es la demora en pedir ayuda: cada minuto que pasa sin atención aumenta el daño en el corazón.

Lo primero es mantener la calma, ya que el miedo solo empeora la situación; respira hondo y conserva la serenidad. Luego, llama de inmediato a emergencias: no importa si resulta ser una falsa alarma, es mejor pedir ayuda a tiempo. 

Reducir el riesgo de un infarto: hábitos que protegen tu corazón

Además de reconocer los síntomas, la mejor defensa siempre será la prevención. En el Hospital Pablo Tobón Uribe acompañamos a los pacientes no solo en la atención de emergencias, sino también en programas de prevención y rehabilitación cardiovascular que fortalecen la salud día a día. Una alimentación equilibrada, con más frutas, verduras y alimentos frescos y menos exceso de sal o fritos, ayuda a cuidar el corazón. 

Del mismo modo, la actividad física regular, caminar, bailar o simplemente subir escaleras, es una manera sencilla de mantenerlo fuerte. Los chequeos médicos periódicos permiten controlar factores de riesgo como hipertensión, colesterol y diabetes, mientras que el manejo del estrés, el descanso, la risa y los espacios en familia son tan importantes como cualquier tratamiento. Y, por supuesto, no fumar sigue siendo una de las decisiones más poderosas para proteger la vida: dejar el cigarrillo es regalarle años de salud al corazón.

Conclusión

El corazón es silencioso cuando late bien, pero sabe pedir ayuda cuando algo no está en orden. Aprender a reconocer sus señales es una forma de respeto hacia uno mismo y hacia quienes nos rodean.

En el Hospital Pablo Tobón Uribe trabajamos cada día para cuidar tu corazón. Reconocer los síntomas de un infarto, actuar con serenidad y buscar ayuda inmediata son pasos que pueden salvar vidas.

September 11, 2025